Un informe explosivo ha reavivado el debate sobre el secretismo gubernamental en torno a los OVNIs. En un reciente documento publicado por la Sol Foundation, un centro de investigación especializado en Fenómenos Anómalos No Identificados (UAPs, por sus siglas en inglés), el coronel retirado del Ejército de EE. UU. Karl E. Nell, actualmente ejecutivo en el sector aeroespacial, ha lanzado una afirmación sorprendente: el gobierno estadounidense —y ciertas empresas privadas— poseen materiales y tecnologías que podrían no ser de origen humano.
Estos artefactos, presuntamente recuperados tras incidentes con objetos voladores no identificados, estarían siendo estudiados en secreto, al margen de cualquier control civil o supervisión legislativa. Lejos de ser una voz marginal, Nell se suma a un número creciente de exfuncionarios que exigen mayor transparencia sobre lo que el gobierno podría haber estado ocultando durante décadas.
Una Ley para Sacar la Verdad a la Luz
Para hacer frente a este vacío legal, el coronel Nell respalda el Unidentified Anomalous Phenomena Disclosure Act (Ley de Divulgación de Fenómenos Anómalos No Identificados). Este proyecto de ley propone la creación de un comité civil independiente con acceso irrestricto a toda la información clasificada sobre UAPs. Esta comisión tendría la tarea de evaluar los riesgos para la seguridad nacional y la defensa derivados de estos fenómenos.
Además, el texto legal contempla que el Poder Ejecutivo pueda invocar el derecho de expropiación (eminent domain) para recuperar objetos relacionados con UAPs en manos de entidades privadas. También incluye un ambicioso plan de divulgación controlada, que prepararía a la sociedad y a los gobiernos con estrategias diplomáticas y políticas públicas antes de hacer públicas ciertas revelaciones.
¿Demasiadas Reuniones, Poca Acción?
Sin embargo, mientras se redactan leyes y se multiplican los comités, surge una pregunta incómoda: ¿Estamos retrasando la verdad con demasiados planes y no suficientes acciones concretas?
Para algunos, estos pasos representan un avance histórico, el inicio de una nueva era de rendición de cuentas institucional. Para otros, no son más que maniobras para ganar tiempo, evitar el pánico social y proteger intereses muy alejados del bien común.
La Sol Foundation insiste en que la divulgación debe asumirse como un proyecto global compartido, que involucre cooperación internacional y comunicación abierta. Pero entre las prioridades militares, los intereses estratégicos y el posible impacto cultural, ¿estamos realmente preparados para aceptar que tal vez no estamos solos?
O.V.N.I. - 21 mai 2025 - Scipius -
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